Esta semana, fue bastante fatídica en el frente.
Volví a tener noticias del Enemigo. Al parecer, había atacado de nuevo en varios frentes. Nuestras defensas, bastante debilitadas por los continuos ataques, no fueron capaces de resistir lo suficiente como para impedir dos nuevas bajas.
Por sus características, las dificultades que tenemos en la detección del Enemigo, son cada vez mayores. Aunque hemos mejorado mucho en las contramedidas empleadas contra Él, en ocasiones, apenas conseguimos herirlo.
Cuando hemos conseguido localizarlo en alguno de nuestros cuerpos, lo atacamos sin descanso extrayendo tejido infectado o irradiando las zonas afectadas, normalmente, si hemos llegado a tiempo, nuestros ataques consiguen avances, incluso llegamos a salvar vidas, pero, lamentablemente… no siempre es así.
Los últimos en caer en combate, oponiendo resistencia hasta el final, consiguieron resistir durante mucho tiempo, pero no fue suficiente, el inexorable avance del Enemigo se cobra numerosas víctimas a su paso, y cada vez nos vemos más desprotegidos.
No hay nadie vivo, que haya visto al Enemigo, su auténtica forma, su color o que haya sentido su olor, su sabor… Se ha percibido su presencia ya cuando ha atacado, ya cuando ha infectado a algún organismo, ya cuando es tarde. Se infiltra en las células, alterando su comportamiento, su forma, descontrolando su crecimiento, hasta que acaba con destruir al cuerpo infectado. Su estrategia invasiva, es raramente comparable a la de cualquier otra hueste y su potencial destructivo inalcanzable por cualquier ejército. No se conocen ni su procedencia original, ni sus mecanismos de incursión, pero es altamente letal.
No nos queda más, tras este informe preliminar, que despedir con honores a nuestras últimas bajas, que lucharon con el honor de un rey y se despidieron antes de tiempo, tras sucumbir derrotados ante Él>>.
Con cariño, para Marisa, Higinio y Emilia, tres grandes personas que no han podido derrotar al Gran Enemigo: El Cáncer. Que descansen en Paz y sin dolor.
By JH